Los colorantes artificiales en los alimentos son los responsables de dar el color brillante y atractivo de los dulces, las bebidas y los productos horneados; así como en algunos quesos, embutidos, aderezos, hasta en los alimentos para mascotas. De hecho, el uso de los aditivos artificiales ha aumentado en un 500 por ciento en los últimos 50 años, y el sector que más los consume son los niños.
Pero en el último par de décadas, son cada vez más las personas que deciden optar por productos naturales, puesto que muchos grupos han hecho afirmaciones sobre que este tipo de colorantes causan efectos secundarios graves, como la hiperactividad, las alergias e incluso el cáncer, que si bien, no existen pruebas contundentes sobre este tipo de efectos, en pequeños grupos poblacionales si pueden resultar adversos.
Los colorantes alimentarios son sustancias químicas o naturales que se desarrollaron para mejorar la apariencia de los alimentos y darle un color artificial que pueden perder durante los procesos de producción, almacenamiento, empaquetado e incluso durante el transporte. Las personas y las industrias han agregado aditivos de color a los alimentos durante siglos, pero los primeros productos artificiales se desarrollaron en la década de 1856, con base en el alquitrán de hulla.
En la actualidad, la mayoría de los aditivos de color artificiales para los alimentos se hacen con base en derivados del petróleo y con los años se han desarrollado cientos de colores, pero son pocos los aprobados por los agencias, como la FDA, para el consumo humano. A pesar de ello, los aditivos artificiales son más utilizados que los naturales, puesto que dan un mejor color, son más económicos, fáciles de obtener y son estables bajo una gran variedad de factores, como altas temperaturas, variaciones de pH, cambios en las densidades, entre otros.
Sin embargo, como mencionamos, existen muchas controversias respecto a la seguridad de los colorantes para alimentos artificiales y cada vez son más sometidos a pruebas de toxicidad para garantizar se puedan ser consumidos por los humanos, principalmente en los niños, que son los más susceptibles a posibles efectos secundarios o daños a su salud, puesto que su cuerpo asimila de manera diferente los aditivos.
Las principales agencias reguladoras en el mundo, que utilizan de referencia la mayoría de las agencias en los países, como la COFEPRIS; son la Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), los cuales han llegado a la conclusión de que los colorantes no representan riesgos significativos para la salud en un 99 por ciento de las personas que los consumen.
Si bien, no todos los países están de acuerdo con esa conclusión, puesto que algunos aditivos son permitidos en algunos países, pero prohibidos o limitados en otros, casi todos los especialistas concuerdan que el consumo controlado de los productos que tienen colorantes artificiales no afectan a la salud de los niños. Los principales aditivos de color para alimentarios que están aprobados para su uso tanto por la EFSA como por la FDA son:
- Red No. 3. Un color rojo cereza comúnmente utilizado en caramelos, paletas heladas y geles de decoración de pasteles.
- Rojo No. 40. Un tinte rojo oscuro que se usa en bebidas deportivas, dulces, condimentos y cereales.
- Amarillo No. 5. Tono amarillo limón que se encuentra en los dulces, refrescos, papas fritas, palomitas de maíz y cereales.
- Amarillo No. 6. Color amarillo anaranjado que se usa en dulces, salsas, productos horneados y frutas en conserva.
- Azul No. 1. Tinte de color azul verdoso utilizado en helados, guisantes enlatados, sopas envasadas, paletas heladas y glaseados.
- Azul No. 2. Un aditivo azul real que se encuentra en dulces, helados, cereales y bocadillos.
Los aditivos más populares son el Rojo 40, Amarillo 5 y Amarillo 6 que constituyen el 90 por ciento de todos los colorantes alimentarios utilizados en el mundo. Pero también son los más cuestionados en cuanto a su seguridad. Uno de los problemas de salud más comúnmente relacionados con estos productos es que pueden causar hiperactividad en los niños.
La realidad es que esto es un mito, si bien, existen registros de hiperactividad en los niños que consumen estos aditivos, la realidad es que solo ocurre en un muy pequeño porcentaje de la población que es sensible a este tipo de producto, pero no se relaciona con los colorantes, sino también con otros productos que tienen fórmulas químicas similares. Además, para que exista una reacción se requiere consumir una cantidad mayor a la recomendada en el consumo diario y afecta principalmente a los niños que van de los tres a los nueve años.
A pesar de esto, tanto la FDA como la EFSA han declarado que actualmente no hay pruebas suficientes para concluir que los colorantes para alimentos artificiales sean inseguros. Pero se debe tener en cuenta la cantidad de consumo, puesto que algunos niños parecen ser más sensibles a los aditivos que otros.
También se suelen relacionar los aditivos de color con el cáncer. Sin embargo, los estudios que han evaluado su seguridad a largo plazo no encontraron evidencia de efectos cancerígenos en ningún tipo de aditivo aprobado para el consumo humano. Sin embargo, se demostró de algunos productos, son consumidos en grandes dosis, fuera de los límites recomendados, hacen a los niños más susceptibles a desarrollar estos padecimientos, por lo que se debe tener una alimentación balanceada y limitar el consumo de productos procesados.
También se suelen relacionar a los aditivos de color con las alergias, pero al igual que las reacciones a la salud que hemos mencionado, se ha descubierto que no es algo común. Como con todo los productos, naturales y artificiales, existe un pequeño porcentaje de la población que es alérgica a algunos colorantes, por ejemplo, la tartrazina, que es la alergia más común, curiosamente, las personas que son alérgicas a este aditivo también son alérgicos a otros productos, como la aspirina.
La mayoría de las reacciones alérgicas no son potencialmente mortales en los niños, pero sí deben vigilar a los pequeños en caso de que presenten este tipo de reacciones, por rara que sean.
Los mitos y posibles efectos secundarios que hay en estos aditivos han llevado a muchas personas a afirmar que se deben evitar los colorantes para alimentos, pero todas las evidencia muestra que son muy seguros y no deben preocuparse siempre y cuando se consuman dentro de las cantidades recomendadas. Aunque también existe la opción de consumir los colorantes naturales, que son producidos mediante frutos, raíces y plantas, aunque no se comparan con las características de los artificiales.
En Farbe, contamos con una amplia gama de colores para alimentos y distintos productos, tanto en colorantes artificiales como naturales, todos aprobados por la COFEPRIS con base en estudios propios y los realizados por la FDA y la EFSA. Para conocer a detalle los productos comuníquense con nosotros vía telefónica o correo electrónico.
