Actualmente, hay muchas empresas alimentarias que utilizan colorantes artificiales con tonalidades que van del rojo al morado para hacer que los alimentos luzcan más apetitosos y frescos. No obstante, hay cada vez más marcas que se inclinan por los colorantes para alimentos de origen natural, como la betanina. Este último ha demostrado ser un excelente sustituto de los pigmentos sintéticos.
¿Qué es la betanina y cómo se obtiene?
Se trata de un pigmento que pertenece al grupo de las betalaínas, compuesto que da el característico color rojo púrpura al betabel (Beta vulgaris). Seguramente se han pintado las manos al manejar este alimento y les ha costado regresarlas a la normalidad. Tal capacidad de tinción (similar a la del rojo cochinilla, que es uno de los mejores colorantes naturales) hace que sea ampliamente usado en la industria alimentaria, donde se le conoce como E162.
Su popularidad entre los colorantes para alimentos ha crecido debido a la creciente demanda de soluciones naturales en lugar de sintéticas. Además de ser un excelente colorante, la betanina tiene propiedades antioxidantes y es reconocida por sus beneficios potenciales para la salud, lo que la convierte en una opción atractiva no solo para mejorar la apariencia de los alimentos, sino para añadir valor nutricional.
Pero ¿cómo se obtiene? El proceso comienza con la extracción del pigmento del betabel, seguido de técnicas específicas para purificarlo y concentrarlo:
- Se parte del jugo de betabel, que contiene de manera natural altas concentraciones de betanina. El betabel es triturado y prensado para obtener este jugo rico en pigmentos.
- El jugo extraído se somete a procesos de evaporación controlada para reducir su contenido de agua, lo que incrementa la concentración de betanina. Esto permite que sea más manejable para aplicaciones industriales.
- Para garantizar la estabilidad y seguridad del producto final, el jugo concentrado se somete a un tratamiento térmico que elimina microorganismos sin afectar las propiedades del pigmento.
- En algunos casos, la betanina puede transformarse en polvo mediante un secado por atomización, creando un producto más fácil de almacenar y dosificar.
Este proceso garantiza la estabilidad de la betanina bajo ciertas condiciones y que esté lista para ser utilizada en alimentos, bebidas, entre otros productos.
Ahora bien, entre los beneficios de la betanina destaca su versatilidad, permitiendo su uso en productos como:
- Jugos, bebidas isotónicas y refrescos.
- Productos lácteos, como yogures, helados y postres.
- Dulces y confitería, como gomitas, caramelos y gelatinas.
- Panadería, ya sea glaseados y rellenos para pasteles.
- Salsas y aderezos.
Colorantes artificiales que pueden reemplazar por la betanina
Hay varios colorantes sintéticos que pueden reemplazarse con esta solución natural disponible en Farbe, siendo los siguientes los más conocidos:
Rojo 40 (Allura Red AC)
Es ampliamente utilizado en bebidas, dulces, cereales y productos de panadería. Aquí la betanina ofrece un tono rojo similar y es más natural, lo que mejora la percepción del producto en consumidores preocupados por los aditivos artificiales.
Rojo 3 (Eritrosina)
Este se usa mucho en cerezas marrasquinas, jarabes, productos de panadería y medicamentos. La betanina puede usarse como reemplazo en aplicaciones líquidas y sólidas, especialmente en productos con un pH ácido.
Amarillo 5 (Tartrazina)
Este genera tonos amarillos y se usa comúnmente en bebidas y productos horneados. Combinando la betanina con otros colorantes para alimentos de origen natural (como cúrcuma o carotenoides), se pueden obtener tonos anaranjados o cálidos similares.
Amarillo 6 (Sunset Yellow FCF)
Consiste en un colorante naranja usado en bebidas gaseosas, productos lácteos y salsas, pero, al mezclar betanina con colorantes naturales complementarios, es posible reemplazarlo.
Azorrubina (Carmoisine, E122)
Utilizado para crear tonos rojizos en productos como helados, postres y bebidas, puede reemplazarse por la betanina en alimentos con pH bajo, como bebidas de frutas o yogures.
Es importante mencionar que la betanina no es tan estable como algunos colorantes artificiales frente al calor y el pH alcalino, lo que restringe su uso en ciertos productos procesados. No obstante, este pigmento natural aún es una excelente alternativa en muchos alimentos y bebidas.
¿Realmente conviene hacer el tránsito?
La respuesta es un rotundo sí y Las razones son las siguientes:
- Seguramente saben que cada vez más consumidores buscan alimentos con una etiqueta limpia, es decir, libres de ingredientes artificiales o sintéticos. Con la betanina pueden mejorar la percepción de sus productos y aumentar la confianza en sus marcas.
- Los colorantes artificiales, como el Rojo 40 o la Tartrazina, están asociados a posibles efectos adversos en la salud, como reacciones alérgicas y, en algunos estudios, se ha explorado su relación con problemas de atención en niños. En cambio, la betanina, derivada del betabel, es una opción segura que, además de colorear, aporta antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo.
- La producción de la betanina y otros colorantes naturales genera menos residuos tóxicos y requiere menos recursos químicos en comparación con los colorantes sintéticos. Esto se alinea con la demanda de prácticas sostenibles por parte de los consumidores y los organismos reguladores.
- La betanina es apta para dietas veganas, vegetarianas, y cumple con certificaciones kosher y halal, lo que amplía su mercado y permite que sea utilizada en una variedad de productos, incluso en aquellos con requisitos estrictos.
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